viernes, 21 de noviembre de 2014

Los populismos.

Se entiende por populismo la tendencia política  dirigida a explotar los sentimientos de las masas para ganar el favor de éstas. Se adoptan medidas y posiciones chauvinistas que se sabe son del agrado popular, tales como el control de los medios de producción por manos nacionales, el aprovechamiento de los recursos naturales por parte de los nacionales, etc. El populismo fácilmente da paso al estatismo aunque aparente orientarse hacia el socialismo.
Los populismos son doctrinas que sintonizan bien con la desesperación de la gente, pero que promueven análisis falsos y soluciones inviables para problemas reales, y que acaban agravando estos problemas. No es una descalificación, es un diagnóstico.
Los populismos simplifican, yerran y mienten en los análisis de la realidad que trasladan a los ciudadanos. La estrategia de la identificación de los chivos expiatorios, en los que resumir todas las culpas, está muy ensayada en la historia del siglo XX, y siempre terminó mal. Porque no es cierto que los problemas de los españoles tengan su origen exclusivo e indubitado en una casta indiferenciada de políticos vendidos a poderes económicos, o en la corrupción de los borbones, o en las insuficiencias de la democracia representativa, que nunca fue mejorada por otras "democracias", como la asamblearia, o la popular, o la soviética, o la bolivariana.
Los populismos sean de derechas o de izquierdas mienten en la explicación de la realidad y son muy demagógicos, como cuando prometen subidas salariales o prestaciones públicas fabulosas sin explicar el origen de esos recursos.
En ocasiones simplemente engañan, como cuando venden como factible y sin coste colectivo el impago de las deudas públicas. NO ES VERDAD. TENDRÍA COSTE Y MUY GRAVE.
En realidad, los dirigentes populistas saben de lo simple de sus discursos y de los falaces de sus propuestas, pero dicen lo que creen que la gente más desesperada quiere escuchar. Pero la mayoría ha de saber que las sociedades no avanzan con populismos vociferantes, sino con reformismos gobernantes.
El futuro de bienestar y seguridad al que aspiramos no se logrará con análisis simples y propuestas falaces, sino con los valores progresistas y reformas paulativas.
Finalizo haciéndome la siguiente pregunta ¿NOS DIRIGIMOS HACIA UNA CATÁSTROFE O MUTACIÓN?